Cuando alguien prueba un queso de Quesos Pajarete, a menudo lo primero que dice es:
—“¡Qué sabor tan auténtico!”
Y lo es. Pero esa autenticidad no es casualidad ni solo una cuestión de técnica.
Tiene que ver con algo mucho más profundo: nuestro lugar en el mundo.
🌿 Porque la naturaleza aquí es distinta
Villamartín forma parte de una de las zonas queseras más reconocidas de Andalucía: la Sierra de Cádiz. Su entorno natural, con pastos de montaña y clima favorable, es ideal para la cría de ganado caprino y ovino, lo que ha dado lugar a una tradición quesera centenaria
En plena Sierra de Cádiz, entre Villamartín y Algodonales, en la Finca «La lapa», pastan nuestras 1.000 Ovejas Assaf y 400 Cabras de raza autóctona Payoya. De aquí se obtiene la leche para crear nuestro Quesos., comiendo lo que da el campo en cada estación: brotes tiernos en primavera, pasto seco en verano, hierbas aromáticas en otoño…
Todo eso se transforma en leche. Y esa leche, con sus matices, es el alma de nuestros quesos.
La misma receta, con leche de otro lugar, no sabría igual.
🐐 Porque nuestras razas autóctonas no se encuentran en cualquier parte
Trabajamos con cabras payoyas y ovejas Assaf, adaptadas al terreno y al clima desde hace siglos.
Son animales resistentes, nobles, y con una leche rica, densa y con una personalidad única.
No es lo mismo ordeñar una cabra payoya en Villamartín que una alpina en los Alpes. Aunque parezca obvio, eso cambia todo.
🧀 Porque el aire también deja huella
Sí, el aire. Donde curamos nuestros quesos, entran esporas, bacterias del entorno, levaduras propias de nuestra zona.
Esa flora invisible participa en la maduración y forma parte del carácter de cada pieza.
Es como si el queso respirara el paisaje.
Y eso no se puede embotellar ni trasladar a otro sitio.
Ni copiando la receta. Ni usando los mismos moldes. Ni con el mejor equipo del mundo.
🤲 Porque lo hacemos con nuestras manos… y con nuestra historia
Desde el año 2007, dedicados a la producción de quesos de alta calidad. Cada uno de nuestros quesos se convierten en un testimonio de la dedicación a la artesanía quesera y a la preservación de la tradición, ofreciendo a los paladares más exigentes un deleite auténtico en cada porción.
Nuestros quesos están hechos con leche cruda, sin trucos ni atajos. Seguimos procesos que vienen de nuestros abuelos, afinados con los años, pero sin perder el respeto por lo esencial: la materia prima y el tiempo.
Cada pieza que sale del obrador lleva algo de nosotros. De nuestras raíces. De nuestra forma de entender la vida rural.
En resumen: nuestros quesos no podrían hacerse en otro lugar… porque son de aquí.
Son el resultado de un territorio, una cultura, un rebaño, una forma de vivir.
Y por eso, cuando alguien los prueba, puede que no sepa explicarlo con palabras…
Pero lo nota.
Nota que están vivos. Nota que tienen alma.
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